"...Tu piel es un rocío tembloroso noche arriba
     una vegetación desnuda que acaricio..."

"Mujer (Elisabet)"

Antoni Vila i Arrufat


 

 


Reseña biográfica

Poeta, ensayista y antólogo español nacido en Barcelona en 1936.
Se doctoró en Filología con una tesis sobre el poeta y pintor malagueño José Moreno, y luego realizó estudios
de investigación sociológica en el Center for European Studies de la Universidad de Harvard. Actualmente es
catedrático de Literatura Española en la Universidad de Barcelona.
Su pasión por al literatura urbana lo ha convertido en un estudioso de importantes poetas y escritores, escribiendo
destacados ensayos sobre un grupo de poetas barceloneses de los años cincuenta, tales como, Barral, Gil de Biedma,
Ferrater y Goytisolo, además de escritores como Kafka, García Hortelano, Rulfo y Borges, entre otros.
Su primera publicación poética data de 1970 con "Supervivencias", seguida por "Calendario del nómada" en1983,
"Señales de Nieve" en 1995, "Sesión continua" en 1998, "No hay que volver" en 2003  y la recopilación de su obra
"Travesías del Ausente" en 2006.          ©

 


 

Cae una lluvia mansa, voz furtiva...

Codicilo para un duelo

Confidencial

«Cuando tú te hayas ido...»

El ausente

Insomnio

Le temps d' un soupir

Líneas para Gabriel Ferrater

Mersault dispara

Mount Adams

Retornos de Cotlliure

Saludo al padre

Transverberaciones

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Cae una lluvia mansa, voz furtiva...

Cae una lluvia mansa, voz furtiva
que imprime surcos lentos en la noche.
Y va a su ritmo desgranando notas
de malo y de buen humor
en una página de Laye (un viejo número
picado de amarillos invasores).
Y escribe sosegado, sonreído,
recuperado bajo la cortina.
No es éste el tiempo disyuntivo
sino la sucesión tan sólo en los rumores,
el recuerdo
de Marx y de Mounier y de Bernanos
refractando una prosa en la neblina
del ayer en su incógnita revuelto.
Escribe solo, está solo. No imagina
que si en la selva oscura las palabras...

Mas por de pronto, ajeno a todo cálculo,
divaga acerca de lo más lejano
y al abrigo
de los que guían protectoramente.
Hablarles nada más intentaría
del reposo sin plazo, de la pausa,
de la rueda antilógica del ocio
que esta noche con lluvia sedimenta:
memorias frescas y humedad reciente,
frentes de niño contra los cristales,
polvo barrido por el agua a dios,
pisadas presurosas hasta un porche,
paraguas que se pliegan.
                                                    Buenas noches.

De "El ausente" 1979
"Travesías del ausente"  Editorial Lumen 2006

 

 

Codicilo para un duelo

Las flores cuyos nombres olvidamos,
esta conversación que mantenemos
y el silencio por el que discurrimos
son la ilusión del tiempo que sumamos,
la anamnesia de a qué pertenecemos
y el ser que, si presente, inadvertimos.
Somos el eco en curso hacia la ausencia
de imágenes con alma, la conciencia
de una vida que apenas intuimos.

De "Travesías del Ausente" 2006
 Editorial Lumen 2006

 

 

Confidencial

Ahora que ya se está muriendo poco
quedan tan pocas cosas por hacer
que no le importan lentitud demoras
no le importan.
Ya no le importan,
por acabar de hacer
como por no,
tan pocas cosas.
Y es que además se está -dicen-
muriendo poco a poco
porque leyó de Byron una cita
que presidía los poemas póstumos
de Jaime Gil de Biedma.
Desde luego se muere poco a poco
y no le importa saber tan pocas cosas
tener tan pocas cosas por hacer
y haber hecho tan pocas.
Sólo una vena de tinta detenida
sobre el sudario vegetal
alivia el paraíso amenazado
de agenda y pasaporte, documentos
de la apariencia imprescindible o circulante.

Quien nada sabe procede paulatino
y aun pertinaz ingenuo en la tarea
de ir más allá de obstáculos o plácemes.
Se va apocando poco a poco -dicen-
junto a la valla protectora de los niños,
de los años.

Más allá del caudal
del estertor o la cadencia brusca de los versos
convendría algún alto en el camino
y la confianza abrupta al fin
de una iracundia sosegada en el silencio
que inquiriera,
si de verdad se está muriendo poco a poco,
de qué fulmínea extraña enfermedad
se están muriendo sin cesar ustedes.

De "El ausente" 1979
"Travesías del ausente"  Editorial Lumen 2006

 

 

«Cuando tú te hayas ido...»

                                                                             Y yo me iré...
                                                                              J.R.Jiménez


Cuando te vayas, ni te llorarán
-es ley de vida,
o fue, dirá un colega-,
pensando como siempre en los demás.
Los bosques que ayer fueron
desaparecerán,
pero muy lentamente,
y lentamente seguirá el olvido
de las pautas aladas de febrero
frente al surco abolido de los campos.
De la voz de las gentes,
del humo de los trenes y de fábricas,
ni se hablará.
Pero lo alado -viento, nubes, pájaros
y el pueblo singular-
ha de seguir nutriendo un palimpsesto
por metaforizar.
Sólo suspiros o trasminaciones
invaden un ayer que se presenta
-«cuando tu te hayas ido»-
de nuevo en un poema
-«me envolverán las sombras»-
para engañar el tiempo que no engaña
ni siquiera al poeta que se ha ido
mientras los pájaros
(«cual negras, frías notas
escritas en la pauta de febrero»)
le cantan.

Aunque el canto no siempre es evidente,
ni para todos ido.
                    Menos mal.

De "No hay que volver" 2003
"Travesías del ausente"  Editorial Lumen 2006

 


 

El ausente

Contempló distraído las sonrisas
en la mirada de los complacientes
y expresó su secreto en las corrientes
alternas del discurso que revisas.
No desoyó el consejo ni las prisas
que impone el acotado continente
a sísifo ascendiendo la pendiente
de las ejecuciones más precisas.
Vivió.
             Sus experiencias memorables
no son las que investigas en lo arcano
de documentos fijos o probables,
sino el recuerdo de un país lejano
que se incendió en otoño, en las variables
figuras de un recuerdo americano.

De "El ausente" 1979
"Travesías del ausente"  Editorial Lumen 2006

 

 

Insomnio

                                                                     A Joan Vinyoli

El tiempo libre que carece de horas
arreciará en las páginas en blanco
abiertas ante el miedo y contra el cálculo
de prodigar las noches asediadas
por la arena que sangra en el oído
ante un par de pupilas desveladas.
Es la norma y el rito y es el grito
y damocles sin riesgo y sin espada
y es una travesía monocorde
que petrifica en vilo al argonauta
de ningún viaje y aventura nula
y a solas delirando entre murallas.
Ni lleno ni vacío. Pasa el mundo
y avisos como esquelas. Nadie aguarda
que ocurra lo de siempre, como nunca
algún fragor, un tono, la fulmínea
divagación de un sueño o forma humana.
Las páginas en blanco no son libres
ni siquiera en las noches inundadas
por la vigilia sorda de las horas
que caen en la arena, desangradas.

De "El ausente" 1979
"Travesías del ausente"  Editorial Lumen 2006

 

 

Le temps d'un soupir

                                                                    A Carlos Barral

Le temps d'un soupir
no ha acontecido y,
mientras tanto,
las cosas en su sitio
y a cada quien lo suyo.
Para ya luego desembarazarse
de los vaivenes doctos del discurso
y echarse a andar.
                                       Dejar a su aire
lo que es ajeno y basta.

Pero es difícil dar con el reposo
después de imaginar
lo sólito indecible.

Tanto como advertir
que el escenario se pone en movimiento
desde ya bien cumplido con nosotros,
los ausentes.
Plantar romero en un noviembre gélido
para que marzo agoste los augurios
y olvidarlo.
Yen el otoño, dentro, imperceptible,
saborear de pronto aquel aroma:
el campo una vez más
penetre la memoria clausurada.

De "El ausente" 1979
"Travesías del ausente"  Editorial Lumen 2006

 

 

Líneas para Gabriel Ferrater

En el apeadero más lejano,
mientras el tren persiste en el silbido
que ya no advertirás
a pesar de que espera tu regreso,
te saludan pañuelos de muchachas
y abrazan los carriles de la noche
distantes, paralelos.
Parece inútil
la espera de los cuerpos
y la lectura que, sin ellos, fija
la mirada de ayer, des asistida
de la imaginación, los años y la suerte.
Sorda al contacto de cualquier aviso,
febril y sin recursos, vaya noche
de engaños para el cuerpo. Fue el momento
real que no existió. y fue el derroche
de tu pasión la clave del invento.

Muchachas. Y hojas
caídas en un patio, las glicinas
dormidas. Viento y luz.
Y la impresión del humo que disuelve
figuras y vagones, como el trago
que en otro sorbo acabe con su cruz.
tus versos fueron citas a la espera
de otra aventura que acabara bien,
de otro final
y otra patria imposible, a tu manera.

De "No hay que volver" 2003
"Travesías del ausente"  Editorial Lumen 2006

 

 

Mersault dispara

                                    A I' horizon, un petit vapeur est passé
                                    et  j'en ai deviné la tache noire au bord
                                    de mon regard, parce que je n' avais pas
                                    cessé de regarder l' Arabe.
                                                                                       Albert Camus

Si hay en el iris
una mancha ligera sorprendida
sin otro blanco que su urgencia azul,
y enfrente un rostro estremecido espera
la furiosa descarga de la muerte,
también indiferente el mar disuelve
la mirada en su fuga del momento
fatal.
          Es el destino
siempre por escribirse, más allá
de su ámbito en el doble desenlace
de expirar y saber que la aventura
se incumple en la tersura de la página.

Y en vilo quedan
la estela de la nada y las figuras,
un ausente extravío
y el temblor en las sienes:
la lectura.

De "Señales de nieve" 1995
"Travesías del ausente"  Editorial Lumen 2006

 

 

Mount Adams

                                                               A nous deux

Te contemplo y te sé sobre este río
lento del tiempo y los atardeceres
caudales del espacio compartido.
Y estoy mirando lo que ven tus ojos
azules ante el tiempo,
constantes en el aire luminoso.
Pulsamos la confianza
de impulsar con sus nombres otros rumbos
en devenir de instantes
sumidos en futuros ignorados.

Y en nuestra panorámica
nacemos a la suerte
cruzada del placer entre tareas,
dudas y alarmas.
                                    Grávidos
retornan con su ritmo los momentos
en vilo del pasado.
El mundo es un compás
de instantes en nosotros sin medida,
con mi cuerpo en el tuyo
desde el fervor presente enajenado.
La luz decae, pero no atardece
nunca en Mount Adams.
Fluyen las aguas y no cesa
nuestra mirada en ellas, transparente
mientras el aire es nuestro todavía.

De "Señales de nieve" 1995
"Travesías del ausente"  Editorial Lumen 2006

 




                               
Retornos de Cotlliure

                                                     Estos días azules...
                                                      Antonio Machado

                                                        A José Luis Cano


     Tal vez fue el frío en la espalda ,
o las sombras del silencio.
     Nadie en la ciudad o el campo,
sólo pueblo a la derrota
decidida por el viento.
     Los árboles del crepúsculo,
faroles extintos, neutros.
     Un paisaje sepultado
y la imposible esperanza
de alentar bajo otro invierno.
     Cancelados horizontes
por carreteras huidas
rechazaban los antojos
de no ceder.
                          Todavía...
     Los ojos, sus pobres ojos
en el azul de otro día.

De "Calendario del nómada" 1983
"Travesías del ausente"  Editorial Lumen 2006

 

 


Saludo al padre

Vuelves de nuevo a mí,
oh pobre triste cuerpo que olvidé,
ya desde mucho tiempo atrás,
en las selladas riberas del instante.
Descuidado del hombre te emplazaba
como un pesar que el tiempo augura,
cuando el dolor no es carga y se desea
-afán de plenitud- ardientemente.
Te conjuraba entonces.
                                                 No venías.
Cuerpo de soledad, yo te intentaba
sobre mi juventud.
                                        Romántica
mente desde presagios de pena que esculturan
la angustia original de aquellos años.

Hoy, conmigo ya y sin mí,
precipitas serena la existencia.
Sólo en silencio sé lo que me dictas,
te vivo entre recuerdos y conjuros,
te sé junto al mar nuestro y los olivos.
Contra el asfalto esperas, detenido,
suelto tu corazón al que quisiera
guardar a solas junto a mí.
Hacia el ayer te siento, larga sombra
eternamente al paso proyectada.

Jamás la oscura sensación de lo indecible
podrá seguirte el gesto, pero sabes
que voy contigo siempre y te persigo,
muerte tan clara de una voz a solas
por las presencias neutras del olvido.

De "Supervivencias" 1970
"Travesías del ausente"  Editorial Lumen 2006

 

 

Transverberaciones

Tu piel es un rocío tembloroso noche arriba
una vegetación desnuda que acaricio
las justas cadenciosas dilaciones
una efusión solar este momento
sucesivo presente venturoso
que orilla lóbulos, mejillas, éxtasis precisos
descubierto discurro hacia tu cuerpo
y azules son tus voces que no sueño
de nuevo amanecida reapareces sin fronteras
y transparentemente ya el deseo afirma el reino
en el eclipse del gozo o su cenit
                                                                lo que sabemos
de estrellas fijas calmas soleadas
de un aroma de azogues deslumbrante
por las ramas y en los miembros
labios perdidos retornados rostros
fervor y una vez más recién nos conocemos
y éste es tu cuerpo y ésta la noche inmensa que se inicia
para mi mano presurosa y lenta.
                                                                   Me descubres
y en la delicia mirada beso enlace son palabra.
Es esta corporal acometida
sin enigmas
en el gesto en las voces en los ojos
toda tu gloria azul presencia poseída
por el misterio que en ti recapitula
el nacimiento del mundo de los nombres.

De "El ausente" 1979
"Travesías del ausente"  Editorial Lumen 2006


 

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